Este Blog surge de la práctica en el aula del curso: "Utilizando la red para enseñar y aprender"

Realizado por los profesores que han asistido al curso, siendo el objetivo la aplicación didáctica del Blog en el aula: Blog colectivo "Maravillas del mundo".

Se ha dividido la clase en grupos de forma que a cada grupo se le ha asignado una tarea dentro del tema "Joyas del mundo"

Historia


La historia de Petra se remonta hasta el siglo III a. C., cuando era capital de los nabateos. Esta milenaria ciudad logró mantener su importancia en la zona hasta bien entrado el siglo I d.C. De hecho, la ciudad formó parte del importante entramado de las rutas comerciales de las caravanas que transportaban incienso, metales preciosos, hierbas aromáticas y betún desde el Mar Mediterráneo, como dejó escrito el historiador griego Diodoro de Sicilia en el siglo I a. C.


A pesar de los intentos que se vienen realizando, a través de las excavaciones arqueológicas, para desenmascarar la historia de este pueblo, todavía resulta imposible establecer un hilo conductor uniforme. Ya en las Sagradas Escrituras, en el segundo libro de los macabeos (5,8), se nos da a conocer un príncipe nabateo, llamado Aretas I, en cuya casa se refugió Jasón, sacerdote de Jerusalén, expulsado por Menelao. Dada su situación fronteriza con el estado judío, y, a pesar de que en el siglo II a. C. sus relaciones fueron amistosas, los nabateos tuvieron que enfrentarse en numerosas ocasiones con las ideas expansionistas de los soberanos de éste. En el año 93 a. C. los ejércitos judíos de Alejandro Janneo fueron vencidos por los de Obodas I. Éste, que continuaba su expansión hacia Damasco, triunfó sobre el rey Filheleno e introdujo en su reinado la cultura helénica, que iba a marcar fuertemente el arte nabateo y, sobre todo, la arquitectura de Petra. Durante las guerras civiles romanas, los nabateos tomaron partido por Marco Antonio, lo que les obligó a ceder las zonas de Batanea y Tranconitida a Augusto.


A partir de entonces, y a pesar de la disminución de su extensión territorial, Petra, independiente, conoció su apogeo y se comenzaron a construirse los primeros y magnos monumentos, bajo el esplendor del reinado de Aretas IV (9 a. C. - 40 d. C.), que no fue continuado por su sucesor Malicos II. A partir del año 70 d.C. se puede decir que la ciudad comenzó su declive y la desviación del comercio árabe por la vía del Mar Rojo asestó el golpe final a la economía nabatea. En el año 106 d. C. fue conquistada por el legado sirio del emperador Trajano, convirtiéndola, desde entonces, en la capital de la provincia romana de Arabia Petraea.



La ciudad de Petra no se pudo concebir sin haber dominado, por parte de sus habitantes, el agua de lluvia, el elemento más preciado del desierto que la rodea. Gracias a las recientes excavaciones, se ha logrado desenterrar el Siq, camino de acceso a Petra a modo de pasillo entre los riscos, y que la hacen invisible desde el exterior. Atravesándolo se llega a la ciudad, que deja oculto todo el sistema de abastecimiento de agua. Su red hidráulica está formada por decenas de presas que, en épocas anteriores, recibieron el frescor del agua, junto a numerosos diques, depósitos y otros tantos aljibes, abiertos en la roca compacta de tonos rosáceos. El sistema de conducción hidráulico queda asentado sobre una serie de canales muy pequeños que desplazan el agua hacia las zonas más bajas, desembocando en unos conductos de arenisca tallados con gran delicadeza.


Gracias a todo este entramado, los nabateos llegaron a dominar esta zona durante siglos. La presencia de ciudadanos romanos en las provincias del imperio fue la causa de que se erigieran templos, termas, y viviendas, todo a imagen y semejanza de la arquitectura metropolitana. Fue Siria, en época romana, el país que más ofreció al servicio del estilo barroco romano. El tipo helenizante de la arquitectura nabatea, representada en Petra, se encuentra en toda la zona de influencia de este pueblo, desde Bosra, al norte, hasta Hegra (actualmente Mada´in Salih) en Arabia Central. Todas estas ciudades eran etapas de la ruta que unía la Arabia Meridional con Siria y Palestina. Los nabateos se limitaron, en un principio, a excavar grutas en la roca desmenuzable que domina el circo de más de 300 m para construir, junto a sus pueblos de tiendas, un hábitat permanente.

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